La música y la publicidad son aliados que fueron predestinados a combinarse para crear comerciales cuya misión es la de permanecer en la mente de los consumidores. La alianza entre estos dos elementos se ha convertido en un negocio tan lucrativo que los nuevos artistas encuentran fama rápidamente y/o los consagrados aumentan sus cuentas bancarias.
La magia de una buena melodía logra transformar un producto cualquiera en irresistible. La búsqueda de una banda sonora que cobije un spot de 20 segundos conlleva mucho tiempo y esfuerzo. Normalmente los productores buscan una mezcla de imagen y sonido que impacte con inteligencia hasta lograr una emoción que ponga los pelos de punta.
Una de las funciones principales de la música en un anuncio es fijar el recuerdo. Esto se logra mediante la repetición de las melodías pegajosas que el espectador realiza de forma inconsciente.
Aquellos productores que eligen la música de un grupo desconocido suponen un doble triunfo. Primero porque descubren a un diamante en bruto de la música y en segundo porque las disqueras ofrecen todo un abanico de posibilidades sonoras. Estos (convertidos de la noche a la mañana en) hits se recopilan en un CD y el negocio comienza.
Dentro de este fructífero romance entre la publicidad y la música, personalmente recuerdo una campaña publicitaria que ejemplifica muy bien las características que a lo largo de este blog he mencionado: I am Nikon.
En conjunto con su equipo de marketing, Nikon (la empresa japonesa líder en el sector de la fotografía), logró impactarnos con un comercial que además de tener muy buena composición musical (Welcome Home del músico Radical Face), invitaba a la inspiración. ¿Resultado? Uno de los anuncios publicitarios más buscados a través de Google en el 2011.
Jorge Chávez es Editor Senior en Mijo! Brands de México.
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