Pues sí. Los futurólogos están de fiesta con la denominación de los nacidos entre 2010 y 2025 como la Generación Alfa – consecuente de X, Y ‘Millennials’, y Z. En resumen son los hijos de los Millenials que tanto vinieron a revolucionar el mundo laboral con su entrada, y es posible que estos pequeños que hoy no tienen más allá de 8 años, hagan lo mismo en una década aproximadamente.
Los Alfas llegaron a este mundo después de la revolución de la red 2.0, para ellos es normal la conectividad e incluso con la mayor disponibilidad de los ambientes inteligentes, la interacción con las máquinas por voz les parece más natural y confiable.
Esto no sólo ha levantado la interrogante de “¿Cómo la tecnología está afectando sus cerebros?”, sino que tomando en cuenta que siempre han vivido en un mundo digital, sus expectativas van a ser superiores a las de cualquier generación.
Por principio, lo que ya se deja ver es que se relacionan con los asistentes virtuales de manera más natural, poseen una tendencia a forzar los límites de la Inteligencia Artificial (IA) y esperan tener sus demandas satisfechas cada vez más en el mundo físico por este medio con la Realidad Virtual (RV).
Por todo esto – y muchas cosas que aún no conocemos-, las empresas deben empezar a prepararse para su arribo. Puesto que los Alfas habrán aprendido y jugado de la mano de la tecnología, se espera que hayan desarrollado mejores niveles de atención pero sólo para un puñado de cosas.
Esta superespecialidad deviene de que delegan los procesos autónomos a las máquinas, utilizando su potencial cerebral para resolver problemas más complejos incentivados – al menos en parte- por los videojuegos. En este sentido, la consultora PwC – anteriormente PriceWhaterhouseCoopers- estima que tan sólo en el Reino Unido, 30% de las labores al interior de las empresas serán totalmente automatizadas para 2030, mientras este índice se sitúa en el 38% para Estados Unidos.
Lo cierto es que ante este contexto, uno de los principales retos será la cultura digital pues aunque sus habilidades son superiores, como nativos no le brindan importancia a la seguridad de sus datos. No obstante, se cree que cada uno podría adoptar distintas identidades online lo que dificultaría el seguimiento de las marcas y la omnicanalidad.
Frente a esta atomización, el consejo es conservar la autenticidad para que los usuarios puedan lograr la identificación tan soñada por las marcas. Otra vía de apelar a la fidelidad es la diversidad de opciones, pero por supuesto dentro de un rango de lo que un cliente consideré útil y no oportunista.
¡Que quede claro! Este es un análisis a partir de lo que sabemos hoy, pues siempre existe la posibilidad de que una tecnología disruptiva llegue a cambiar la ecuación, convirtiéndose en el estándar de oro para tratar con esta y las generaciones contemporáneas.
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Luis Estrada es editor de contenido en Mijo! Brands. Luis es Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM, con años de experiencia en el periodismo de negocios, tecnología y estilo de vida en múltiples medios con audiencias diversas. Textoservidor en activo, ahora en el plano publicitario, aprovecha su incipiente trastorno de personalidad múltiple para ajustarse al tono de voz de los distintos clientes. Explicador por naturaleza y coleccionista de datos inútiles, le enamora el teatro y la cultura de masas, hace reseñas por hobbie como buen cinéfilo frustrado y es amante ocasional de lo kitsch.