¿A quién no le ha pasado? Al momento de diseñar, escoges el tipo de música que te va a inspirar dependiendo del proyecto que estás por realizar y le das play a los sonidos que quieres escuchar para conseguir el mood adecuado.
No es extraño pensar que estas actividades están conectadas. Tanto la música como el diseño tienen la finalidad de comunicar o expresar algo. Ambos están sujetos a la interpretación del receptor, enfocados a un mercado especifico y, como todo “arte”, no están exentos de ser o no apreciados de la misma forma por los demás. Todo se resume en gustos.
Además, ambos comparten características que los acercan más de lo que imaginaríamos.
-
Ritmo: En el diseño, el ritmo es ser constante con el arte que estamos creando, seguir una misma línea que no “rompa” o altere la continuidad del diseño.
-
Armonía: Se trata del equilibrio que se logra sabiendo elegir y utilizar las tipografías, los colores y el tipo de imágenes que ilustrarán nuestro proyecto.
-
Composición: Es el resultado de ensamblan todos los elementos que ayudan a comunicar el mensaje del diseño.
Un buen ejemplo de la importancia del diseño en la música es la identidad visual de los artistas. ¿Cuántos de ellos no han saltado a la fama por las icónicas portadas de sus discos que los siguen identificando a través de los años?
También los carteles que popularizan conciertos alrededor del mundo suelen estar cargados de un buen diseño. Muchas veces son realizados por diseñadores famosos que ayudan a dotar de calidad a los festivales como Lollapalooza, Coachella, Glastonbury e incluso el Montreux Jazz Festival.
Todos los artistas dependen de diferentes tipos de diseñadores para crear su identidad visual, ya sea su nombre artístico, colores representativos, diseño de logotipo, portadas de discos, etc.
A su vez, en las galerías de arte y museos de diseño, las exposiciones suelen estar acompañadas de música como apoyo sensorial, y el estilo varía según la exposición en la que nos encontremos.
Un buen ejemplo son los playlist que el Museo del Palacio de Bellas Artes realizó en colaboración con LifeBoxset y Spotify. La idea es visitar el museo mientras escuchas los playlist creados especialmente para cada exposición y disfrutar así de una experiencia multisensorial.
Si unimos estas dos artes como método de branding, podemos conseguir que el usuario experimente y se vincule con mayor fuerza con la marca. El branding sensorial permite estimular los sentidos y generar reacciones en los usuarios para abrir un nuevo canal de comunicación e impulsar el consumo de nuestro producto o servicio; es un método muy utilizado en tiendas de ropa, cafeterías e incluso en películas.
Este esfuerzo de posicionamiento de marca hace que percibamos la realidad a través de nuestros sentidos, interpretando la información como emociones que logran afectar nuestro estado de ánimo, acciones, decisiones y hábitos de consumo.
Si tienes un restaurante, hotel o tienda de consumo, asegúrate de combinar estos elementos de tal forma que el ritmo, la armonía y la composición se conjuguen de manera positiva para posicionar tu marca.
Sandra Rentería es Diseñadora y Community Manager en Mijo! Brands, agencia digital líder con oficinas en CDMX y Puerto Vallarta. Para mayor información, contáctanos.