Psicoterapia tradicional vs psicoterapia online. Hace unos 10 o 15 años atrás, la dinámica de una terapia psicológica consistía en establecer un día para la sesión presencial, asistir a la hora y tratar el tema o los temas en un tiempo determinado. Al terminar sesión, te ibas a tu casa, escuela o trabajo, tratabas de ingeniártelas en el-mundo-más-allá-de-la-terapia e intentabas poner en práctica lo poco o mucho que sustraías del diván.
Si te surgía alguna inquietud durante los días subsecuentes, tenías que esperar hasta la siguiente cita para abordarla, pues algunos psicoterapeutas no siempre tenían disponibilidad para “consultas extrasesión”, además, debías “ser capaz de tener contención y/o respetar la agenda establecida, ya que tú-no-eras-la-única-persona-a-quien-atendían”.
Si tenías iniciativa, escribías absolutamente todo -como una “tarea extracurricular” que piden solo algunos psicoterapeutas- para clarificar las inquietudes y, quizá, agilizar el desarrollo de la sesión. En general, asistías con determinado especialista por recomendación de un tercero y no había manera de saber con antelación si habría o no empatía. Eso lo constatabas después de varias sesiones con cargo a tu cuenta de banco.
Si el terapeuta estaba cerca de tu casa, eras una persona afortunada, si no, debías cruzar la ciudad; si no llegabas por el tráfico o alguna otra contrariedad, tenías que reprogramar y te quedabas sin sesión esa semana.
Salto digital en cámara lenta
Tanto especialistas, clínicas y universidades que brindan psicoterapia, poco a poco inauguraron sus páginas web, quienes no tenían, o agregaron ese servicio a su página ya existente. Algunas incorporaron servicio de chat, atención telefónica para emergencias y, más adelante, el servicio vía Skype, sobre todo, los psicólogos extranjeros.
Al hacer uso del chat, notabas que el tono de la conversación no era muy cálido, más bien, servía como antesala para programar psicoterapias presenciales. El servicio telefónico era similar: llamabas, te atendían, daban cierto seguimiento, el cual consistía en que tú volvieras a llamar en un día y hora determinados y también, te invitaban a tomar terapia presencial.
También existían “salas de chat” donde los usuarios se daban contención unos a otros y podían leer una cascada de mensajes amables que los motivaban y sugerían acudir con un/a psicólogo/a.
Términos como “ciberterapia”, “teleterapia” comenzaron a tener relevancia; algunos especialistas encontraron rápidamente las bondades de la aplicación de las Tecnologías de la Información a la Psicología; otros terapeutas se reusaban a la idea, con el argumento de “la necesidad de interacción presencial entre paciente-terapeuta”, pues hay lenguajes, como el corporal, que no se detectan a través de dispositivos electrónicos.
En cuanto a las personas, si querías profundizar sobre lo que te ocurría o lo que te ayudaba a detectar la psicoterapia, buscabas información en otras páginas, más de índole académico. Si la mala suerte te encontraba, tenías frente a ti decenas de sitios web de autoayuda o superación personal (en efecto, no me agradan ese tipo de temas, pero ese es otro asunto).
De pronto, la búsqueda de artículos o libros se fue convirtiendo en la-actividad-entre-sesiones-de-psicoterapia. Buscabas, leías artículos o libros, aunque te percatabas que había una distancia entre el texto en cuestión y tú: ¡claro! no era un artículo personalizado y/o enfocado en ti. Si te obsesionaba el tema, investigabas más y más, hasta llegar a un punto en que querías tomar un diplomado o hacer un posgrado. 😀
La psicoterapia presencial estaba generando otro tipo de necesidades e inquietudes que no hallaban como solventarse. Quizá, había (hay) personas que, con asistir a una o dos sesiones de terapia a la semana, tenían suficiente. Pero había otras personas que no y percibían cierto vacío en la satisfacción de sus necesidades terapéuticas.
La pandemia pisó el acelerador
Cuando comenzó a globalizarse el uso de Whatsapp, algunos terapeutas abrieron ese canal de comunicación “en caso de emergencia”, aunque con un uso limitado, mientras llegaba la próxima sesión de terapia.
De unos 5 años a la fecha, comenzó a ser más notoria la presencia de psicólogos en redes sociales y páginas web, aunque los niveles de esa presencia han sido diferentes entre unos y otros profesionistas. Es decir, hay algunos especialistas cuya una consistencia en su posicionamiento no es muy constante y otros que se han aventurado a utilizar más herramientas y plataformas. Es claro quiénes han optado por contratar los servicios de alguna agencia de marketing digital y quienes han dado sus primeros pasos poco a poco.
Luego… llegó la pandemia y con ella, vendavales. Sin duda, aceleró el salto hacia la presencia digital y está significando un enorme reto de adaptación y subsistencia para los profesionistas que brindan servicios con interacción cara a cara, entre ellos, los psicólogos.
¿Qué ocurre en estos momentos con la salud mental y la psicoterapia?
Resulta que, entramos en cuarentena eterna. La atención directa psicoterapeuta-paciente no es viable, sin embargo, persiste la necesidad de apoyo psicológico. Los índices de ansiedad, depresión y estrés están en aumento. Se tiene registro que, antes de la pandemia, el 14.3% de los mexicanos padecen de trastornos de ansiedad; el 50% de los trastornos se presentan antes de los 25 años.
La pandemia está impactando la salud mental de la población mundial y aún está en proceso de conocerse la totalidad de ese impacto. La Red de Servicios de Apoyo Emocional por COVID-19, la Línea de la Vida y la línea de orientación del IMSS reportaron que prestaron servicios a más de 80 mil solicitudes de atención a la salud mental entre el 23 de marzo y el 16 de junio de 2020.
Por otra parte, en la población hay falta de conocimiento y estigmas muy arraigados sobre temas de salud mental e incluso, hay personas que viven con padecimientos sin saberlo y, como consecuencia, sin recibir algún tratamiento.
Hay otra cara de la moneda: las personas que tienen interés por atenderse y no saben por dónde empezar, o las que ya han recibido psicoterapia y tienen inquietudes por profundizar, están preparadas para experimentar la terapia online. Poco a poco han roto paradigmas, aun antes que los propios terapeutas se percataran de la importancia de ampliar las maneras de ofrecer sus servicios.
Áreas de oportunidad, pros y contras
Los psicoterapeutas están diversificando la forma de brindar sus servicios: con videos en YouTube; podcasts en Spotify o SoundCloud; Webinars, lives en Facebook o Instagram; blogs; videollamadas por Zoom o alguna otra plataforma; infografías, histories en Instagram, Apps, entre otros. Muchos son gratuitos y otros son de paga, como talleres o terapias personalizadas. Además, tienen estructurados programas que atienden padecimientos específicos como los trastornos de ansiedad.
Y un aspecto muy importante: mencioné que, si te interesaba algún tema develado en la psicoterapia y lo investigabas, te encontrabas con información fragmentada y tenías que echar mano de tus habilidades metodológicas para desentrañar lo que querías; en la actualidad, los materiales digitales de varios psicólogos traen “el sello de la casa” y facilitan la tarea de profundizar sobre algún tema.
He encontrado a un conjunto de especialistas que ofrecen, en específico, soluciones para los trastornos de ansiedad y mantienen una interacción constante y consolidada, a través de su página web y redes sociales: https://www.desansiedad.com/
Entre los beneficios de la psicoterapia online se encuentran:
- Ya no tienes que esperar hasta la sesión para resolver alguna inquietud.
- Tienes a tu “psicólogo de bolsillo” contigo.
- No te sientes “arrojado” al mundo-más-allá-de-la-terapia.
- Puedes consultar los videos o podcasts varias veces. Esto es de gran ayuda. Ocurre que, anteriormente, cuando tenías una sesión presencial de esas que iluminan y querías anotar frases significativas, no siempre era posible.
- La atención terapéutica se ha vuelto más flexible gracias al uso de esos recursos digitales.
- El manejo de diferentes plataformas hace dinámica la atención psicoterapéutica.
- La no presencia cara a cara ofrece mayor confidencialidad y apertura, ya que la persona puede sentirse menos avergonzada al revelar lo que le ocurre.
- Facilita la ruptura de estigmas, paradigmas, propicia una mente más receptiva para resolver los padecimientos y las personas se familiarizan con la importancia de la salud mental.
Entre los contras están:
- No se pueden considerar el lenguaje corporal ni otros signos no verbales y podría dificultar el análisis por parte del terapeuta.
- Dificulta la evaluación en la calidad de la relación terapéutica paciente-psicólogo.
- Requieres necesariamente conexión a Internet y dispositivos tecnológicos.
Áreas de oportunidad de la psicoterapia online:
- Tanto los psicólogos como las personas se encuentran en el proceso de aprendizaje y adaptación de los recursos digitales a la terapia.
- La atención por chat o teléfono está modificando (o debe modificar) la atención que proporciona, hacia una más empática.
- Los terapeutas están en la búsqueda constante de transmitir a las personas “empatía virtual” en cada herramienta digital, para evitar que la psicoterapia tenga una atmósfera despersonalizada.
- Es importante la capacitación y actualización constantes, no solo en temas de psicología, sino en manejos apropiados de la información; hacer del conocimiento de los pacientes las políticas de privacidad.
- Los psicoterapeutas están admitiendo que también necesitan ayuda y apoyo en su posicionamiento digital y están solicitando los servicios profesionales de agencias de marketing digital.
- Los efectos positivos de la psicoterapia digital están en proceso de conocerse, aunque, es un hecho que estamos presenciando nuevas formas de proporcionar atención psicológica.
La psicoterapia online no excluye las sesiones presenciales ni significa una invitación a dejarlas, es posible que, cuando se active el semáforo verde, volvamos a las terapias presenciales. Mientras tanto, las herramientas digitales se están convirtiendo en un apoyo muy importante: hacen sentir a las personas que no están solas en los desafíos que enfrentan.
En Mijo!Brands, agencia creativa líder en marketing digital, con presencia en la Ciudad de México, Guadalajara y Puerto Vallarta, contamos con un equipo de profesionales multidisciplinario que comprende lo necesario que es generar empatía con tus usuarios y te apoya con la generación de estrategias que posicionen tus servicios en la era digital.
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Isabel Romero es Editora de Contenido en Mijo! Brands. Originaria de la Ciudad de México, estudió la licenciatura en Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras y la licenciatura en Contaduría Pública en la Facultad de Contaduría y Administración, de la UNAM.
Durante muchos años ha conjugado sus actividades académicas y laborales con la música: compone canciones y canta. Le encanta el cine, la literatura y el pragmatismo de los números. En estos tiempos de líquida modernidad, considera un reto la formación integral del ser humano, acorde a las necesidades que exige su contexto. Cree que hay que resolver, cada tanto, el trabuco que implica el ensamble de piezas que conforman al Ser. Claro, no sin antes haber llenado a tope los platos de comida de sus perritos adoptados.