Las redes sociales que en un principio tenían como finalidad facilitar la comunicación entre las personas y crear conexiones, han mutado en espacios hostiles donde reina la intolerancia, el ruido y la desorganización. Vivimos en un mundo que cambia drásticamente todos los días, bombardeados de información que invade nuestros espacios digitales personales (timeline, muro, perfil), sin otra defensa que el criterio propio -amplio o no.
Convertidas hoy en verdaderos campos minados -donde cualquier cosa puede hacer explotar la ira de otra persona o grupo-, la comunicación en redes sociales se ha vuelto difícil y limitada. Esto es especialmente cierto en el caso de las marcas, pues procuran llamar la atención del público al apegarse a uno u otro discurso que pueda apelar a su target específico.
Y sí… Cualquiera siente el derecho a sentirse ofendido por X o Y. Por ello se ha recurrido a la corrección política.
El diccionario define a lo Políticamente Correcto como “La evitación, a menudo considerada como llevada a los extremos, de las formas de expresión o acción que se perciben para excluir, marginar o insultar a grupos de personas socialmente desfavorecidas o discriminadas”. Es decir, que la comunicación hoy en día debe procurar ser justa y amable con todos… lo que es ¡VIRTUALMENTE IMPOSIBLE!
Pero no se debe confundir la corrección política con la responsabilidad social. Toda empresa debiera ser responsable en este nivel, adoptando discursos y acciones que beneficien su contexto social, independientemente de las utilidades. Procurar un bien común que esté alineado con los valores de la marca es redituable, genera empatía y fidelidad de los consumidores.
Llegados a este punto, vale la pena decir que todos tenemos el derecho a expresar nuestra opinión – es inherente al ser humano como ser social- y no estar de acuerdo con otro punto de vista, no necesariamente significa estar en un error. El conflicto viene de la imposición, y cuando alguien se encarna como la representación de la superioridad moral, intelectual, o denuesta al contrario bajo el discurso del progreso.
Un caso bien conocido es la petición al equipo de la NFL, Los Pieles Rojas de Washington para cambiar su nombre y escudo en 2015, considerándose que le faltaba el respeto a los nativo-americanos. Al final, el equipo no cedió a estas presiones, alegando que “los aficionados entendían la tradición del equipo, de qué se trata y lo que significa”.
Es bien sabido que la publicidad tiene el poder y la responsabilidad para cambiar hábitos sociales nocivos, pero las marcas deben también mantener la coherencia con sus valores, antes que reaccionar a las presiones de lo políticamente correcto. Esto no quiere decir que fuercen los límites de lo socialmente aceptado, sino que cada decisión debe ser sopesada. No hacerlo, podría causar confusión entre los clientes que se sienten comprometidos con la marca por identificación.
En Mijo! Brands, agencia creativa líder en marketing digital con presencia en la Ciudad de México, Guadalajara y Puerto Vallarta, estamos conscientes de que un mal manejo en redes sociales puede acabar con la reputación más sólida. Contamos con un equipo interdisciplinario y profesional que cuidará tu propiedad de marca y la impulsará en el mundo digital. Contáctanos hoy para que creemos la estrategia que te convierta en el próximo rockstar digital.
Carlos Becerra es Community Manager en Mijo! Brands. Carlos es egresado de la Licenciatura en Comunicación Social por Universidad Autónoma Metropolitana UAM, ha desarrollado experiencia en distintas tareas de marketing con atención directa al cliente y ubica sus principales fortalezas en la empatía y la búsqueda de soluciones creativas. Fanático de las historias sin importar el formato digital o analógico que las transmitan, y entusiasta de los animales como lo confirman su perro Toto, adoptado en tierras lejanas – Mérida, no Kansas-, y su gato Luis Miguel.