En México, el número de empresas que obtuvieron un distintivo como socialmente responsables pasó de tan solo 10 en el año 2000, a más de 900 para el año 2013. La responsabilidad social empresarial (RSE) se define como la manera en que las empresas toman en consideración las repercusiones que tienen sus actividades sobre la sociedad.
Aunque actualmente parezca un tema atractivo o que está en boga, muchos especialistas consideran que esta no es una tendencia sostenible y que, por consecuencia, está destinada a desaparecer mientras se siga adoptando de manera superficial, es decir, que a pesar de que las empresas obtengan los certificados y/o distinciones, sus acciones de responsabilidad no se ejecuten desde su interior.
De acuerdo con el Dr. Antonio Lloret, para que la RSE se mantenga y cambie el comportamiento de las empresas, es necesario institucionalizarlo y/o vincularlo a la estrategia de marca, de otra manera, no será sostenible debido a que estas acciones las adoptan por una presión social (que incluye a los medios, las universidades, las organizaciones civiles y hasta los gobiernos).
Entonces, si la responsabilidad social empresarial está destinada a desaparecer, ¿es posible agregarle a las empresas acciones responsables que perduren y estén vinculadas a la estrategia? La respuesta es sí, siempre y cuando se implemente un modelo de gestión subyacente que le incorpore al interior de la empresa diversas estrategias de negocios con procesos formales e institucionalizados.
Sin duda, esto permitiría hacerle frente a la complejidad y a los límites impuestos por los sistemas económicos, sociales y ambientales que, con el paso del tiempo, permitirán generar valor.
La razón por la que muchas empresas no han adoptado una postura socialmente responsable radica en dos cuestiones fundamentales:1) No le ven el uso más allá de las buenas intenciones 2) Eventualmente se desencantan al esperar rendimientos inmediatos
De acuerdo con el censo elaborado por el INEGI en el 2010, hasta en ese momento, en México estaban registradas 681,723 empresas, de las cuales, el 5.7 % contaban con más de 50 empleados que concentraban aproximadamente al 65 % de la producción bruta total y empleaban a poco más del 25 % de la fuerza laboral.
Ahora bien, suponiendo que las pequeñas empresas tienen de manera individual un menor impacto que las grandes o bien, que no cuentan con los recursos económicos necesarios para adoptar un sistema de responsabilidad social, sus incentivos son menores que los de las grandes empresas. Hablando de grandes empresas, en un estudio realizado en el ITAM durante el 2012 a las 500 empresas más importantes de México de acuerdo a la lista publicada por la revista Expansión entre 2009 y 2011, se encontró que únicamente el 50 % de las empresas tienen algún sistema de responsabilidad social mientras que el resto no está segura de lo que el tema significa o simplemente no le interesa.
Así, mientras la responsabilidad social empresarial no se modifique para pasar de algo superficial a un modelo de gestión basado en su institucionalización y vinculación con la estrategia (convirtiéndose en un modelo de sustentabilidad corporativa), se corre el gran riesgo de que se sigan perdiendo oportunidades de oro.