Hace unas semanas se llevó a cabo la décimo novena Exhibición Internacional de Tatuajes en la ciudad de Frankfurt, Alemania. Este es un evento al que asisten creadores, diseñadores y artistas de todo el mundo que forman parte de la cultura del Tattoo. Entre colores, texturas y diseños esta presentación fue todo un éxito.
Hablar del tatuaje es hablar de historia, es hablar de identidad, de poder y de expresión. El tatuaje como decoración u ornamentación del cuerpo se lleva a cabo desde hace mucho tiempo, sólo basta observar los murales o papiros de las culturas prehispánicas en México como los Aztecas.
Lo interesante de echar un vistazo a la historia es conocer el significado que tenía pintarse la piel de forma permanente y ver cómo ha ido cambiando a largo de los años. En el México antiguo acostumbraban a decorarse el cuerpo como todo un ritual, un acto religioso que marcaba la diferencia entre clase sociales, rangos o logros militares. Sus tatuajes eran formas de dioses aztecas como Huitzilopochtli, el dios que representaba el Sol.
Sin duda, los tattoos son un elemento que han marcado la diferencia entre nosotros a través del tiempo, por ejemplo, durante la época del nacismo los militares alemanes utilizaban el tatuaje en las cárceles para identificar a los reos, donde su función más allá de ser decorativa se transformaba en una manera de controlar y ejercer represión.
Hoy en día el tatuaje sigue siendo una forma de expresión, quizá una manera más de comunicar nuestras ideas, identificar nuestros intereses con cierto grupo social, mostrar símbolos que nos hace recordar quiénes somos, plasmar nuestra esencia o simplemente hacerlo por gusto personal. Lo interesante es que al referirnos al tatuaje no sólo nos hace regresar a la historia, es hablar de diseño por sus elementos y composición gráfica, sus colores y formas, además hablamos de una industria, de todo un negocio pero al mismo tiempo hablamos de un arte milenario.
Para ti, ¿la industria del tatuaje es un arte, una tradición milenaria o una moda?